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miércoles, 9 de octubre de 2013

Primeros acordes


Entre mis recuerdos se encuentra aquella guitarra escondida y bien custodiada, infinidad de veces intenté abrazarla pero siempre me atrapaban. Cuando cumplí cinco años, en un descuido, conseguí el primer objetivo, hacer sonar sus cuerdas. Me cazaron debido al sonido, y aunque no me libré de la bronca, sentí una inmensa satisfacción, no me iba a rendir tan fácilmente. A los siete años ya tenía la habilidad suficiente para buscar el momento oportuno y borrar huellas.
Un buen día, al terminar con el cometido, descubrí que habían estado escuchando detrás de la puerta, me preparé para el castigo, en lugar de eso tomaron la guitarra y la pusieron en mi pecho, a la altura del corazón. Se dieron cuenta que para mi no era un simple juego.
Los siguientes años formó parte de mi indumentaria, una compañera inseparable, nuestra relación fue intensa, hasta el punto que era incapaz de relacionarme con los demás si no la tenía a mano. Los amigos no dejaron escapar ese detalle, se sentían contrariados si alguna vez aparecía sin ella. 
Agarrado a su cintura conocí amores, y en su mástil sufrí la pena que provocaron las ausencias.


domingo, 6 de octubre de 2013

EL CLAN DEL MAR


    La brisa mece las ramas de los árboles, un ligero murmullo parece surgir del río, el cambio es perceptible.

   
    Cuando nació, toda la tierra tembló, su energía partió la gran roca de nuestros antepasados. Todo quedó arrasado. Nadie murió. Sin duda fue una señal. Desde aquel momento, nuestros pasos han estado acompañando al espíritu de la fuente. En su recorrido lo vimos mezclarse con otros arroyos, siendo enorme cuando entró en el valle.
   Encontramos una cueva sin pretenderlo, unos querían ocuparla, otros seguir adelante; pero Yinko, el más viejo, nos recordó que los fuertes vientos ya habían llegado y el frío se acercaba. Nunca se equivocaba.
   La gran gruta del interior estaba habitada por otro clan. Pocas veces se les veía cazar, solían alimentarse de peces. Estuve observando para copiar su habilidad en la pesca, por más que intentaba no obtenía resultado. En una ocasión, uno de los pescadores se acercó ofreciéndome una punta de lanza, y comprendí. El intercambio de conocimientos fue beneficioso para todos.
   Tuve tiempo de mantener un profundo diálogo con el entorno; es fácil comunicarse, pues sus respuestas entran en mi cabeza donde nadie más puede escucharlas.
  
El espíritu de la fuente siempre estuvo presente. Desapareció el frío y llegó el momento de partir. Atrás quedaron grandes amigos, inolvidables.

   Sabemos que el final del camino está cerca, es más que un presentimiento. El cauce se ha vuelto más lento y ha tomado múltiples direcciones, extendiendo su abrazo a un grupo de lomas que nos recuerda la llanura del anterior asentamiento. La corriente principal tiene ahora forma de serpiente y repta abriéndose paso entre la vegetación. Las aves llenan el cielo, abajo el grupo es tan numeroso que a duras penas tienen espacio para moverse.
    Debemos buscar un refugio, el bosque es demasiado peligroso, con tanta caza seguro que hay fieras al acecho. Cada uno señala el lugar que desea explorar, yo elijo la cima de la loma, siento curiosidad.
    
    El sol ha trazado un largo recorrido, y sigo aquí, paralizado ante tanta belleza; he descubierto el lugar donde se reúne toda el agua del mundo !


    El resto del clan ha ido ocupando el improvisado mirador, el silencio se apodera del grupo. Juntos, muy lentamente, bajamos la ladera atraídos por el extraño aroma y sabor del aire, más intenso a medida que avanzamos...